14 de enero de 2010

Las raíces del fascismo


Cuando Michael Haneke no era aún el gran triunfador del Festival de Cannes que es en estos momentos, tuve la oportunidad de ver su segundo largometraje "El video de Benny", en su estreno allá por el año 1992. Recuerdo que salí del cine con cierta angustia y horrorizada. Ni a mi acompañante ni a mi nos gustó esta producción austríaca dirigida por un desconocido. Y creo que no nos gustó por que era tal el grado de violencia implícita que algunas secuencias destilaban que se nos hacía insoportable sentirlas. El filme trataba de un niño, más bien un adolescente, que crece sin el amor de sus padres y que esa falta de cariño, esa soledad, ese ambiente opresivo en el que vive, se traduce finalmente en la ejecución de un acto monstruoso del que no quiero dar detalles por no desvelar la película. Pues bien, ayer vi su última película "La cinta blanca" y me acordé de aquella película del desconocido Haneke que indagaba ya en aquel entonces en las raíces de la violencia. Este es un pequeño apunte, a modo de preambulo, acerca del comentario sobre éste, su último filme, que ha conseguido la Palma de Oro de Cannes, en las categorias de mejor guión, mejor película y mejor director. Opta también a los Oscars de este año por Alemania en la categoría de mejor película extranjera y se ha llevado en las tres citadas categorías los premios del Cine Europeo.
Película más que premiada y con razón. La obra de Haneke me recuerda en determinados momentos al mejor Dreyer y sus dos horas y media de metraje pasan en una exhalación.
Ambientada en un pueblo de la Alemania profunda en los años previos a la primera Guerra Mundial, la película cuenta a través de un narrador, el profesor de la escuela, el acontecer diario en esta comunidad protestante que mantiene unas costumbres férreas ancladas en una disciplina excesivamente rígida donde la violencia soterrada y, en ocasiones, tremendamente explícita ejercida fundamentalmente sobre los niños, habita cada rincón de las casas de sus habitantes.
El ambiente de esta comunidad es asfixiante y traspasa la pantalla inquietando al espectador en cada plano, en cada rostro de esos niños en blanco y negro....Que extraordinario trabajo de dirección de actores ha hecho Haneke. Soberbio. Como decía, al espectador le resulta difícil zafarse de ese ambiente denso, angustioso, ya que Haneke no da tregua y te mantiene en vilo al contarte lo que allí está pasando con una estructura de narración de cuento, un cuento macabro, eso sí. El director alemán pretende dar una explicación, buscar los orígenes, de la ascensión del nazismo en Alemania. Y por extensión, del éxito que cualquier tipo de fascismo pueda tener en comunidades represivas, castrantes, estrictas, donde se convive con la violencia a diario. Pretende explicarlo y lo consigue. Una sale del cine entendiendo cómo una educación castandre y opresiva puede desembocar en la violencia más descarnada y servir de caldo de cultivo para regímenes fascistas.
Haneke ha hecho una excelente película, una obra maestra, que culmina una trayectoria honesta, muy personal, y que incluye otras obras inquietantes como "La pianista", "Funny Games" y "Caché". Podrá gustar más o menos, pero lo que creo consigue el cine de Haneke es no dejar indiferente.

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