4 de noviembre de 2008

Bertrand Tavernier, un cineasta comprometido


Bertrand Tavernier (Lyon, 1941) es un hombre de presencia rotunda, dos metros de cineasta por unos cien quilos de erudición, vastísima cultura y una gran honestidad, generosidad y compromiso profesional y personal. Una veintena de alumnos tuvimos la oportunidad de conocer de cerca esta presencia en el curso magistral que la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander organizó bajo el sugerente título: “Bertrand Tavernier. El cine y la vida. Luchemos por una ficción documental”. Treinta horas escuchando al maestro Tavernier durante las cuales descifró las claves de la extraordinaria pasión que siente por el cine y que le ha llevado a escribir, investigar, dirigir y producir películas sin descanso más de la mitad de su vida. Compartimos con él escenas de algunos de sus filmes: “Ça comence aujourd’hui”, “Laissez-passer”, “Holly Lola” y “Un dimanche a la campagne” y “La vie et rien de plus”; y descubrimos a través de su fino olfato de cinéfilo algunos de sus títulos favoritos del wenster americano: “Day of the outlaw” o “3:10 to Yuma”. Una gran lección de cine, de vida y de trabajo riguroso. Mientras cuatro de estos alumnos trabajamos en la trascripción de sus palabras, en las treinta horas académicas del curso, sirvan estas líneas a modo de resumen y como adelanto.

Responsabilidad del cineasta: “Renoir dijo que el cineasta con talento puede transformar el mundo y, en este sentido, siempre se ha querido domesticar el poder que los cineastas tenían. El cine es un arma fundamental y de esta manera lo vieron los dictadores como Mussolini, Stalin, Hitler y Franco, mientras que Churchil concibió el cine como una industria prioritaria. Hoy en día ya hay generaciones que, a diferencia de la mía, han descubierto el cine a través de la televisión, en una narración interrumpida por la publicidad. Los cineastas juegan también con unos códigos en los que se prima la tecnología sobre el cerebro. Creo que hay una crisis estética y artística .

Creación y límites: “Siempre he tratado de oponerme al principio de resolución en mi cine, que al final de la película quede todo resuelto. Por el contrario, he defendido los finales abiertos que sirvan para cuestionar el comportamiento de los personajes, que sirvan para que la gente se haga preguntas y encuentre respuestas. Lo que más me interesa son las consecuencias, más que la acción. De manera instintiva, me interesa la gente ordinaria. El motor de la acción es la gente que sufre. Tengo necesidad de conocer sus contradicciones. Me siento más cerca de esas personas. Los medios de comunicación y los políticos no se preocupan por los personajes de mis películas y son grandes héroes que contribuyen a que se mantenga en pie parte de esta sociedad”.
“Todos los temas se pueden tratar pero hay que ser cauteloso en la forma en como se haga. Hacer espectáculo sobre ciertos temas es indecente. La tortura, por ejemplo, no se puede filmar. No hay que dejar al adversario un arma para que haga precisamente todo lo contrario de lo que pretendemos”.

Cine e Historia: “He sentido siempre un enorme respeto por la Historia, su importancia como forma de acercarse al presente. La cámara ha de ser contemporánea a un acontecimiento determinado histórico que queramos filmar, como si yo me encontrara allí por casualidad. Me interesa mucho la luz, como era la luz en la Edad Media, por ejemplo, o que comían. A través de estos detalles, descubrimos muchas otras cosas”.

Cine y Música: “El cine está más próximo a la estructura musical que a la teatral. Siempre he rechazado una paternidad teatral del cine y cuando me hablan de la división en actos de una película, no termino de entenderlo. El cine que yo trato de hacer no está influenciado por el Teatro. La influencia que yo reivindico es musical y, en muchas de mis películas, la estructura está dictada por la música desde el principio. La música representa para mi una suerte de catarsis. La música llega a primar sobre el ruido y los diálogos, en algunos casos”.


Ficción documental: “Jean Vigó abolía las fronteras entre el documental y la ficción. Había que hacer ficciones documentales y muchos de los libros del siglo XIX y XX correspondían a esta definición. “Moby Dick”, de Herman Melville, por ejemplo, contiene 70 páginas sobre la pesca de la ballena que son las más justas y precisas de la Literatura americana. La frontera entre el documental y la ficción es fina, mientras que la diferencia entre lo que es cine y lo que es un producto se encuentra en la mirada. Si no hay mirada, no hay autor”.

Dramaturgia de la impaciencia: “Fellini dijo que vamos a crear generaciones de cretinos impacientes y no se equivocaba. Vivimos una época de violencia y vandalismo que coincide con una ola de películas de orgía y destrucción, que cuentan con el apoyo de una nueva tecnología que, a su vez, engendra nuevas actitudes y comportamientos. No hay más que asomarse a los contenidos de Youtube. La tecnología no debe ser negada pero hay que tener cuidado en que estos avances no vayan en detrimento de la historia, que la tecnología no prime sobre el contenido. Y en esto no hay una persona responsable. La responsabilidad es múltiple y empieza en nosotros mismos. Hay que enseñar a las nuevas generaciones a descriptar las imágenes”.

La cultura tiene un coste: “Existe la posibilidad de acceder a la cultura y no cuesta caro. La gratuidad no existe ya que las páginas web que ofrecen Internet gratis viven de la publicidad. La cultura tiene un coste y creo que es importante merecerla. Copiar es aberrante y creo que la cultura no se difunde con la copia. Se trata de una satisfacción impulsada por la impaciencia. El sesenta por ciento de las obras copiadas se hacen en condiciones desastrosas y violan el derecho moral de los cineastas”.

Directores marginales: “Tengo especial predilección por una serie de geniales realizadores que no han sido reconocidos en toda su dimensión y que creo oportuno dar a conocer y corresponder, de esta manera, a su talento. Edgar George Ulmer, Edmond T. Gréville, Robert Hammer y Alexander Mackendrick, son algunos de ellos”.



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