22 de mayo de 2011

Siempre nos quedará Woody


Cinco largos meses y ninguna película me había cautivado lo suficiente como para volver al blog y reseñar atractivo especial alguno. En la última película del genial Woody Allen todos son atractivos y me rindo ante tanto talento que por más que pasen los años, no decrece si bien, en algún que otro momento y en cintas concretas, ha balbuceado .., pero luego vuelve a sorprendernos y esta "Medianoche en Paris", que inauguró el pasado Festival de Canes, es el genuino Allen, por el que vale la pena desplazarse hasta las ya invasivas, muy a mi pesar, salas multicines y pagar los desorbitados ocho euros que cuesta una sesión. Sales con la sonrisa puesta y no te pesa el haberte gastado ese dineral.
Con "Medianoche en Paris" volvemos a encontrarnos a un Woody Allen en estado de gracia. No se porqué pero me recordó "La rosa púrpura del Cairo", quizá por la originalidad de su propuesta a nivel de guión, una idea, tan solo una idea genial para desarrollar un guión extraordinario. En aquella ocasión, la deliciosa protagonista que soñaba en las salas de cine y esos personajes de película saliendo de la pantalla y acudiendo a su encuentro. En ésta, el novelista fustrado que en un viaje al pasado se encuentra con escritores admirados en el fecunto Paris intelectual de los años 20. A partir, de estas ideas geniales, Woody desarrolla una trama con diálogos vigorosos, plenos de chispa, sarcásticos, en ocasiones, y no exentos de una cierta reflexión intelectual.
Woody Allen es a sus 76 años un director de cine que no ha perdido ni un ápice de sus frescura, ni de su lucidez, uno de los pocos genios que nos van quedando y que sigue deleitándonos con una prolífica filmografía, a película por año. Y que dure. Destacar el gag del detective, absolutamente delirante. Aún me estoy riendo. Y es que siempre nos quedará Woody, y más en este tributo a esta fascinante ciudad de Paris.