7 de enero de 2011
Cine inteligente, honesto y comprometido
"También la lluvia" (España, 2010), es la quinta o sexta película de la directora y actriz Icíar Bollain. Le escuché en la rueda de prensa de la película que ofreció en la Semana de Cine de Valladolid que sin esa experiencia previa que le han dado sus anteriores trabajos, "También la lluvia" no hubiera sido lo que es. Yo siempre he dicho que las grandes personas son humildes y honestas, que en la vida uno se debe mover con la convicción de que aún quedan muchas cosas por aprender y creo, aún sin conocer personalmente a Icíar Bollain, que ella se encuentra dentro de este selecto grupo de personas. Me cae bien Icíar y me parece una tía inteligente y, como he dicho, humilde y honesta. Ella ha hecho del extraordinario guión de Paul Laverty (su compañero en la vida real y guionista habitual de las películas de Ken Loach)una muy buena película, compleja, plena de matices y que destila compromiso, compromiso ante su propio trabajo como cineasta y compromiso ante la vida, ante en mundo que nos ha tocado vivir, ante lo que la misma película cuenta, en una vuelta de tuerca de narrar el cine dentro del cine que ella ha sabido reflejar sin que el filme se resienta en ningún momento.
Películas como esta me reconcilian con el cine español.
No voy a contar el argumento de la película, aunque sí citaré la frase promocional que, bajo mi punto de vista, resume el interrogante que plantean a todos cuantos hemos tenido el placer de verla: "Algunos quieren cambiar el mundo...pocos quieren cambiarse a sí mismos". Icíar Bollaín y Paul Laverty nos enfrentan a nuestras propias contradicciones más profundas. Nos quejamos de cómo está el mundo, de las atrocidades que nos rodean, incluso intentamos apuntarnos a causas que justifiquen ese cambio que queremos operar en la sociedad pero no adoptamos una postura honesta hacía nosotros mismos, efectuando los cambios en nuestra vida acordes a nuestra manera de pensar y sentir el mundo.
La escena clave en el filme en la que el equipo de rodaje le recrimina a la autoridad política el comportamiento que están teniendo con respecto a los indígenas sublevados en la guerra del agua, que tuvo lugar realmente en Cochabamba (Bolivia) en el año 2000cuando ellos mismos están haciendo lo mismo pagando sueldos tercermundistas a los extras de su película, pone de manifiesto a qué me estoy refiriendo. ´
La película te deja con un sabor agridulce. Desde 1492, fecha de la conquista de América, hasta nuestro actual 2011, nada ha cambiado: el hombre blanco, el occidental poderoso, sigue arrasando y sojuzgando a los pueblos que solo se han dedicado a sobrevivir, ya lo dice el indígena rebelde al final de la película. Unos sobreviven para que otros vivan bien.
3 de enero de 2011
Laurent Cantet: “El punto de vista del Cine debería formar parte del debate político”
El cineasta francés Laurent Cantet, ganador en Cannes 2008 por su película “La Clase”, formará parte del equipo de “Siete días en La Habana”, su próximo proyecto junto a otros cinco realizadores europeos y uno cubano. Pocas cosas se saben aún, aunque si podemos adelantar que se abordará la historia de un cubano que emigró a Estados Unidos y que volvió posteriormente a la isla. Comprometido con el mundo que le ha tocado vivir, Cantet no concibe hacer películas que no tengan como referente una mirada analítica a la sociedad en funcionamiento y la denuncia social. Quiere plantear preguntas y conseguir que el espectador reflexione analizando los problemas que propone en sus filmes.
Pregunta: Usted dirigió su película “Recursos humanos” en 1999, cuando se suscitó el debate en Francia sobre la implantación de las 35 horas. Este hecho le sirve de excusa para plantear otras cuestiones de fondo que afectan a los trabajadores de una empresa representados en un padre, trabajador toda su vida de la fábrica, y su hijo, un prometedor economista que entra a trabajar en el departamento de Recursos Humanos. La vigencia de la película resulta más que evidente en estos años de crisis económica que venimos padeciendo…
Respuesta: Tengo la impresión de que el mundo está volviéndose cada vez más duro y complicado. Y de hecho, todas las cuestiones que aborda este filme son desgraciadamente de suma actualidad. Todo lo que tiene que ver con el desempleo, con el modo en el que un individuo tras treinta años trabajando en un mismo lugar pueda ser tirado a la basura como tiramos un pañuelo de papel. Esta es una realidad mas profunda hoy en Francia que hace 11 años cuando rodé la película. Por otra parte, la gran cuestión que plantea el filme, y que gira en torno a la pregunta: “¿dónde está tu lugar?, ¿Cuál es tu sitio en el mundo? ". Esta cuestión está todavía más de actualidad porque tengo la impresión de que el individuo está aún más alienado que hace 11 años. Y es que, hoy por hoy, ya no existimos realmente si no es por la fuerza de trabajo que podamos representar en la sociedad.
Pregunta: Es una constante en sus películas no dar respuestas a los problemas sociales que aborda, y sí plantear preguntas, cuestionar.…. ¿Por qué ese interés en hacer reflexionar al espectador, que no se limite a ser un mero consumidor de imágenes?
Respuesta: Es cierto que tengo siempre el deseo cuando hago una película, de describir el funcionamiento de nuestra sociedad, de poner la mirada sobre la forma en que funcionan los engranajes de la máquina y siempre me gusta hacerlo de una forma analítica. Solo le puedo decir que desgraciadamente, no hay respuestas simples para contestar a las preguntas que suscito. Podría dar una respuesta pero, probablemente, esa respuesta no sería válida para todo el mundo. Esta es quizás la gran riqueza del ser humano: cada uno tiene sus propias razones. Esas razones podremos, evidentemente, evaluarlas y cuestionarlas, decir “esto sí, esto puede funcionar, esto lo entiendo”, o bien “esto no, no estoy de acuerdo”. Y precisamente lo que trato de conseguir en mis películas es eso, que cada espectador, a través de su propia experiencia, reflexione conmigo sobre la cuestión que trato de sacar a la luz. Para conseguirlo, intento darle el máximo de elementos de reflexión desde el punto de vista de que son unas personas que se enfrentan a un mismo sistema, y es ese sistema el que intento disociar, deshacer en sus partes para comprenderlo.
Pregunta: No se si es usted partidario de las etiquetas en el arte, pero su cine ha sido calificado de cine social, político. ¿Está de acuerdo con esta definición?
Respuesta: Si, y además lo reivindico. Reivindico esta definición asumiendo, en primer lugar que no soy militante. Nunca encontré un partido, un movimiento con el cual me identificara, ya que hay un modo de vivir la militancia en el cual siento dificultades para encajar. Sin embargo, es cierto que cuando hago películas quiero ayudar al espectado a pensar el mundo en el que vivimos y esto es hacer política. Política es ante todo reflexionar sobre el lugar que ocupamos en la sociedad, es discutir y poner en duda ese lugar, buscar un lugar mejor. En ese sentido, mi cine es político. Además, es cierto también que en la mayoría de mis películas se reflejan cuestiones de orden social que son siempre muy actuales. Tengo necesidad de estar lo mas cerca posible de lo que esta pasando, porque encuentro que hemos cometido un error dejando el discurso de la actualidad en manos únicamente de los periodistas.
Pregunta: ¿El compromiso del artista con el mundo que le ha tocado vivir es hoy en día aún más necesario?
Respuesta: Sí, porque permitiría contrabalancear el poder que esta siendo cada vez mas centralizado. En Francia, tenemos en este momento un régimen cada vez mas centrado en el presidente de la República que nos propone bordear los limites entre la izquierda y la derecha integrando en su gobierno personas de ambos lados para maquillarlos a su gusto…En definitiva, pienso que tener un punto de vista que no sea militante pero que tampoco sea la constatación de lo establecido, me parece interesante. El punto de vista subjetivo del cine y de las artes en general debería formar parte del debate político.
Pregunta: Algunos de los personajes principales de sus películas son por regla general idealistas, que persiguen la utopía…
Respuesta: Sí, es cierto, porque creo que necesitamos ese idealismo para poder seguir en pie y creer en la sociedad cuando nos despertamos por la mañana. Es lo que nos permite tener ganas de luchar cuando es necesario. En este sentido, me gusta mucho la confrontación entre el padre y el hijo de “Recursos humanos”. Vemos que el hijo está animado por un cierto idealismo porque no está desgastado por la vida, al contrario que su padre, que lleva treinta años delante de una máquina y ha dejado de ser él mismo. Lo que le pasa a este hombre es lo más terrible de las sociedades en las que vivimos.
Pregunta: El cine de Laurent Cantet también habla de la necesidad de recobrar los valores perdidos y, en este sentido, en su película “La Clase” planteó la relación entre esa recuperación y la educación.
Respuesta: El debate sobre la escuela y la educación es un debate vivo en Francia y en toda Europa…Es una de las cuestiones esenciales que creo que nuestros políticos no toman en cuenta. Quieren hacernos creer que hacen todo lo posible por mejorar la educación, quieren haceros creer que son conscientes de lo que esta en juego, pero no es así. En la escuela es dónde nos hacemos adultos y, por tanto, es dónde podríamos aprender a pensar, dónde podríamos adquirir un sentido crítico y no simplemente aprender a soportar y aceptar nuestro entorno. Tendríamos que poder cuestionarlo, poder ponerlo en duda. Sin embargo cada vez mas , a causa de la reducción de medios, a causa de clases superpobladas, a causa de las diferencias sociales, la escuela termina por ser solo la transmisora de saberes, es decir vamos a aprender a leer, a aprender matemáticas, a hablar mas o menos correctamente pero se intenta evitar todo lo demás porque no tenemos ni tiempo ni los medios. Tratamos de evitar todo lo que consista en ayudar a los adolescentes a pensar, y esto me parece muy grave.
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