28 de febrero de 2010

"Un profeta" del cine francés


Cuatro años después, el director galo Jacques Audiard vuelve a hacer diana en los Cesar del cine francés. Si en 2006 consiguió ocho premios por "De latir, mi corazón se ha parado", ayer volvía a repetir la hazaña y se iba a casa con nueve premios por "Un profeta", la cinta que ya fue galardonada en Cannes y que representará a Francia en los Oscars próximos como candidata a mejor película extranjera. Mejor película y mejor director, entre otros premios..., y además por primera vez en la historia de los Cesar, el joven actor francés, de origen argelino, Tahar Rahim, hace doblete al llevarse el Cesar al mejor actor y mejor promesa masculina. Méritos no le faltan. Está sorprendentemente bien en su interpretación de Malik El Djebena, un joven que entra en prisión a los 19 años para cumplir una condena de seis y que se ve envuelto en los líos de la mafia carcelaria corsa. Y digo sorprendentemente, porque la experiencia actoral de Rahim es escasa y su interpretación propia de un actor de grandes registros y dotes más que sobradas, así que si encauza bien su carrera, puede llegar muy lejos en una visión profética que espero se cumpla. Los primeros planos de la película, de la entrada en la cárcel de Malik, son extraordinarios, cómo el pobre chaval transmite el auténtico terror que siente ante la nueva situación que se le presenta y la disyuntiva entre matar o morir, son, ya digo, de una gran riqueza interpretativa y unas dotes innatas que debe cultivar, sin lugar a dudas, para deleite de cuantos podamos verle en trabajos posteriores. El lleva el peso del metraje en un mano a mano con otra interpretación en estado de gracia, la del también galardonado en los Cesar, como mejor actor de reparto, Niels Arestrup. Este actor, a diferencia de Rahim, ya aparecía en la otra película de Audiard "De latir...", y tiene una amplia trayectoria a sus espaldas. Pero ambos mantienen a lo largo del filme un duelo interpretativo de los mejores que he visto en cine, en los últimos años.
De Audiard ya había visto con anterioridad "De latir, mi corazón se ha parado", en la que contó con otro de mis actores fetiche de la cinematografía gala, Romain Duris. Una excelente película que, junto con "Un profeta", apuntalan un cine de autor que, bajo mi punto de vista, indaga o profundiza en las cloacas de la sociedad con el objetivo de arañar la costra de violencia a la que el destino ha sometido a sus protagonistas y descubrir esa fina capa de sensibilidad, redención y afán de superación que en el fondo tienen. Sus protagonistas son víctimas y héroes en un mundo injusto y cruel en que no toda la esperanza está perdida. El lirimo en el cine de Audiard está presente a pesar de mostrar una realidad social durísima a la que no da la espalda en ningún momento y, muy al contrario, logra retratar con una crudeza extrema en determinados casos. En ciertos momentos del filme, "Un profeta" me recordó pasajes de la incómoda "Gomorra", en su retrato de la camorra italiana.
Así que muy interesante el trabajo de Audiard que tan solo tienen en su haber cuatro trabajos como director, y una extraordinaria película que sigue la estela de "De latir..." en una incipiente carrera cinematográfica que intentaré seguir de cerca.